Me parece un texto muy interesante y que me ha informado sobre el gran negocio de las marcas dentro de los colegios y universidades. En un principio sabes que las marcas están ahí, pero hasta que no lees algo como este libro, no eres consciente del gran poder que tienen. Estoy totalmente en desacuerdo con la firma de patrocinios de marcas con colegios, ya que como se menciona podría crear desigualdades, debido a que los productos de marca son más caros que los genéricos y no estarían al alcance de todos por igual. No estaría en contra de que se utilizasen las marcas como patrocinadoras pero que no se incluyesen esas clausulas tan restrictivas. Me parece bien que Pepsi aparezca en un cartel como la bebida oficial de un colegio, pero que luego no obliguen a consumirla ni nada por el estilo. Esto sería bueno para las 2 partes, para Pepsi porque habrá logrado su objetivo y para los escolares porque no tendrían nada más de Pepsi que su nombre en un cartel del colegio.
Otra cosa es lo de la cadena Channel One, ¿cómo es eso de 2 minutos de publicidad cada 12 minutos lectivos, sin que el profesor pueda cambiar ni bajar el volumen? Bajo mi punto de vista esto se parece cada día más a una secta, vas a clase y de repente cada 12 minutos una voz te intenta convencer de que su marca es la mejor. ¿Qué pasaría si alguien pusiese una grabación sobre que fumar, beber o matar es bueno? En mi opinión esto lo hacen en Estados Unidos porque es la cuna del consumismo y la incultura. Otro caso es el de los colegios con poco presupuesto y que aceptan estos contratos de patrocinio casi por necesidad, pero no saben que es peor el remedio que la enfermedad. Según dice la gente, antes se estudiaban muchos más contenidos y se memorizaba más, y no había tanta tecnología ni tanto furor por las marcas, por lo que un colegio, aunque no tenga tantos recursos, debe de ser fiel a sus ideas y si decide actualizar la enseñanza que sea por el bien de los alumnos y no por el de uno o dos departamentos que se lleven el maletín.
Estos datos nos llaman tanto la atención porque alguien se ha parado a observar y ha recogido estos pensamientos en este libro, pero ¿Qué pasa en España, en Madrid? Pues lo mismo pero a menor medida, porque todavía nos separa un camino de la cultura americana. Porque yo me pongo a pensar: marcas, publicidad, anuncios… si te metes en la página web de la universidad del ces, lo primero que sale es un video en el que estamos actuando hace unos años para que todo el mundo que lo viese pensase que en el ces ese es el modelo de relación y de trabajo que se tiene. Entonces, ¿Por qué nos hacen actuar y no nos graban en clase de verdad?
Pero en lo que nos estamos empezando a parecer más, es en el ámbito deportivo. Hace unos años llego una carta al colegio dónde trabajo diciendo que nos invitaban a jugar la COPA COCA-COLA. El colegio aceptó la invitación y allí que me marche con mi equipo de futbol. Cuál fue mi sorpresa al llegar, que no sabía si eso era una competición de futbol o el paraíso de Hommer Simpson: puestos de coca-cola, de Burger, de Kentucky, de Bellross, resumiendo todo lo que no es muy sano para un deportista. Porque no una copa Aquarius (la bebida de los deportistas) con puestos de comida sana y demás. O estos torneos municipales, que antes cuando se acababa la liga tenías otro torneo público. Ahora este torneo se llama copa Marca, y si no quieres quedarte sin jugar desde marzo hasta octubre, te tienes que apuntar.
Sé que es muy difícil huir de las marcas, y sobre todo en los centro escolares, pero como hemos visto se puede vender por ejemplo el nombre de una conferencia pero no su contenido, o que una marca vaya a un centro pero no a explicar lo bueno de sus productos sin a explicar su proceso de producción o cosas así. Si no las sabemos utilizar en la educación sería mejor que no las intentáramos incluir, aunque en este mundo movido por el consumismo y por las pausas publicitarias de 5minutos de duración me parece que es Misión Imposible.
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